
Si la Colonia Roma tuviera otro nombre sería Mariana
Por: Brianda Ramírez
Portada por: Miguel Morteo
“Por alto está el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo no habrá una barrera en el mundo que mi amor profundo no rompa por ti.”
Obsesión. Javier Solís
Si la Colonia Roma tuviera otro nombre sería Mariana: mujer, guapa, polifacética, chilanga la mayoría de las veces, otras de cualquier otra parte. De labios carnosos, ojos grandes y semblante relajado.
Mariana, la misteriosa Colonia Roma, donde sobre Avenida Álvaro Obregón, al son del bolero, José Emilio Pacheco, escritor mexicano, en Batallas en el Desierto, en voz de Carlos, un pequeño niño, se enamoraría de ella para siempre.
Miré la avenida Álvaro Obregón y me dije: Voy a guardar intacto el recuerdo de este instante porque todo lo que existe ahora mismo nunca volverá a ser igual. Un día lo veré como la más remota prehistoria. Voy a conservarlo entero porque hoy me enamoré de Mariana.
José Emilio Pacheco. Batallas en el Desierto
Caminamos por Tabasco, suspiramos en Álvaro Obregón, paramos en la Bella Italia por un helado, damos vuelta en Córdoba para llegar a Zacatecas y sentarnos en la plaza Luis Cabrera. La Colonia Roma de hoy, la de ayer y la de mañana. Todas en constante simbiosis frente a nuestros ojos. Pasan viejitos, extranjeros, estudiantes, gente de aquí, gente de allá. Unos llevan prisa, otros se detienen a pensar, se les nota en los ojos, han caído por Mariana. Terminamos en la Universidad de la Comunicación, antes el Liceo México, al que asistía Carlos y en donde filmaron la película de Batallas en el Desierto.
Mariana ya no sólo nos suena a bolero, sino a lo que se nos antoje, no necesitamos caminar mucho y suena a rock (Foro Indierocks, Patrick Miller), otro poco y electrónica (Rhodesia), jazz (Casa Franca), punk (Centro de Salud- El Under), o cumbia (Pulquería los Insurgentes). En sus ojos vemos cine (Cine Tonalá), street-art (murales de Edgar Saner, Jorge Tellaeche, etc.), fine-art (Galería Labor, Proyectos Monclova, Casa Guanajuato), huele a pan, a café, comida colombiana (múltiples establecimientos sobre la calle de Medellín), alemana (Biergarten), venezolana (Ina’s Antojitos Venezolanos), japonesa (Oni Matriz, Mikasa sushi, Moshi Moshi), a chilaquiles, tamales. Sabe a helado, galletas veganas, yogurt orgánico, a tapioca en focos, cafés con temática de gatos, papitas con salsa, gomitas de carretilla, restaurantes gourmet o a puestos de tacos; para cada quien diferente, siempre cambiante.
Oye Carlos ¿Por qué tuviste que salirte de la escuela esta mañana? Oye Carlos ¿Por qué tuviste que decirle que la amabas, a Mariana?
Las Batallas. Café Tacvuba
Es fácil responder a Café Tacvba, así es la Roma, así es Mariana, a eso invita, a querer salir. Enamorándonos en el proceso de todo cuanto sucede. Llega por todos lados, en forma de poesía, de gritos, de susurros, de un cuento, de una historia, de una pasión, entre México perdido en el recuerdo y el que renace a diario, se desarrolla ante nosotros, con nosotros, nos atraviesa, nos transforma. Así fue como yo me enamore de Mariana, ¿y tú?
Fuentes:
Pacheco, J. E. (2011). Las batallas en el desierto. México, D.F.: Ediciones Era.
El Universal, Compañía Periodística Nacional. México. (2015, agosto 03). “Mariana” vuelve a la Roma para recordar “Las batallas en el desierto”. Revisado noviembre 28, 2017, desde http://archivo.eluniversal.com.mx/cultura/2014/-34mariana-34-vuelve-a-la-roma-para-recordar-34las-batallas-en-el-desierto-34-1020064.html
Foto: Archivo EL UNIVERSAL- El Universal, Compania Periodistica Nacional. Mexico. (n.d.). Dar. Revisado noviembre 28, 2017, desde http://www.eluniversaldf.mx/home/daran-recorrido-por-la-roma-de-batallas-en-el-desierto.html