
¿Museos del siglo XXI?
Por: Monserrat Maruri
Portada por: Dario Campos Cervera
Hace poco alguien me hizo la pregunta ¿Cómo es un museo en pleno siglo XXI? La pregunta me hizo reflexionar, lo cual detonó aún más preguntas que respuestas, y estas son algunas reflexiones sobre su labor en y con la sociedad actual. Aún sigo buscando las estrategias para que dentro de ellos nos veamos reflejados como humanos, nos reconozcamos y comprendamos lo valiosos que somos ante la diferencia, así como lo valioso que resulta compartir, descubrir, aprender, aportar y dialogar.
Un museo en pleno siglo XXI debe construir puentes entre las personas y los tiempos, con dicha conjugación, aparece la magia y poco a poco vamos armando el rompecabezas de la sociedad, sus características, formas de expresión, habilidades, gustos, ideologías e instituciones que se han ido fraguando a través del tiempo.
El valor de la paz, del bien vivir y convivir unos con los otros son aspectos que no escapan a la labor museal, por el contrario deben fortalecer los discursos elaborados a través de obras y conceptos. El trabajo con las emociones, la empatía y la inclusión, son puntos muy importantes que deben tomarse en cuenta al momento de plantear una exposición y su comunicación.
Que los públicos (y es muy importante referirse a ellos en plural, ya que no sólo hay uno homogéneo y general, eso lo hace aún más interesante e incluyente al momento de retroalimentar la labor del museo) no pasen de largo, y suceda una experiencia.
¡Experiencias!
¡Experiencias que propicien reflexión aun estando fuera del museo!
¡El museo fuera del museo!
En ocasiones, los museos se han detenido a incorporar los medios tecnológicos a sus espacios y eso resulta muy bueno por la dinámica actual en la que nos desarrollamos como sociedad digital, no obstante no deben olvidar que interactúa con personas con inquietudes y curiosidad, el compartir tiempo-espacio con ciertas piezas, es una situación que debe aprovecharse y ¡qué mejor si se dialoga con ellos!
[El diálogo se ha transformado, ahora tiene nuevos códigos y los expertos en el museo deben considerar cómo se mueven las palabras, los lenguajes y los mensajes]
Aunado a esto, la comunicación con retroalimentación es muy importante, además de estar atentos y perceptivos a cualquier estímulo que todos los visitantes y no visitantes tengan respecto a lo que acontece dentro y fuera del museo, el museo deja de ser un recinto para convertirse en un punto de encuentro, donde los discursos suceden y se engrandecen cuando son compartidos, no sólo entre obra y visitante, sino que comienza la conversación entre espacio, tiempo, personas, vínculos familiares, de amistad y claro, las distintas posibilidades que se plantean a través de cada pieza o instalación dentro del museo.
Un museo del siglo XXI, debe dar cuestionamientos, debe incomodar, resaltar situaciones, generar placer, hacer énfasis, detonar oportunidades de reflexión, no sólo mostrar o exhibir una parte del contexto, sino presentar razonamientos que multipliquen las miradas del usuario, haciéndolo parte de la exposición, no sólo con la interacción de dispositivos, sino con la inmersión de los conceptos en su vida cotidiana.
En este siglo se debe encontrar la manera universal de presentar una bienvenida como la siguiente: “ ¡Bienvenidx! Todo lo que aquí encuentres dentro es parte de ti, porque compartimos tiempo y espacio. Nuestros pasados nos forman hasta lo que somos ahora. Tu interpretación es válida, se vale tener emoción, alegría, miedo, aburrimiento, etc. Te invitamos a reflexionar sobre todo lo que veas aquí. Disfruta la vida, sólo hay una y esperamos ser parte de la tuya. Atte: Aquí va el nombre del museo”.
Como conclusión puedo decir que espero nunca tener una definición concreta de un museo en este siglo, sino múltiples respuestas que se transformen según el devenir de la sociedad. La comunicación e interacción del museo y sus visitantes son aspectos en los que aún que trabajar, nunca olvidando que el museo existe para rendirle homenaje a la vida (en toda su extensión), a su pasado, al presente, a lo que llamamos futuro, a la imaginación, a los recuerdos y la memoria que permea en la sociedad, a las historias aún no contadas, así como al presente que se configura día tras día.
[Sus objetivos: Dialogar, aprender, cuestionar, interactuar, soñar, y nunca dejar de creer en la posibilidad. Todo esto en compañía con sus públicos. ]