
¿Adónde vamos?
Por: Mónica Zamora
Portada por: Dario Campos
Necesitábamos de una cabaña para descansar aquella noche; tanta pesadez y molestias no cabían en simples cuerpos mortales… frágiles, lúgubres y ansiosos por la mañana siguiente. Las emociones resultaron gigantescas al momento de ver las lágrimas en tus ojos, junto con los parpados disecados después de varias noches en vela; decidimos apagar las luces para bailar entre tonos grisáceos por toda la habitación, y culminar con el acto pasional del que todos quieren hablar, pero nadie se atreve.
Las paredes mezclaron el haz de luz que cruzaba por las ventanas con los colores fríos que nuestras exhalaciones producían, éstas al ritmo de nuestra canción favorita, al mismo tiempo sus altos nos incitaban a movernos descaradamente entre las sábanas.
Contigo no existía la incomodidad, y aunque hubiera silencio me sabía de memoria el timbre de tu voz; tu ruido, ése que tanto me encantaba. Quise contemplar el tiempo que surgía de nuestros besos, pero ahora sólo me queda esforzarme por recordar tus mejillas frías y tersas a la espera de ser acariciadas.
Éramos vicio y pasión.
La nada que estuvo y estará entre nuestras pesadillas deja(rá) de pesar, el fuego deja(rá) de quemar y nuestras heridas… ya están sanando. Al final, siempre conseguíamos ocultar el vacío, aquel nostálgico espejo donde no lográbamos reflejarnos.
Éramos energía,
fuimos vida.